Como cuando éramos niños, el actor y dramaturgo Raúl Ángeles nos transporta a las batallas con diferentes tipos de juguetes. Nos devuelve a la niñez cuando integrábamos todos los elementos posibles para el juego. En la puesta en escena La Olla y el Cucharón sin empacho utiliza la imaginación como la mejor aliada para sostener la dramaturgia de la adaptación de una pieza de Michael Ende (1929-1995). Así una serie de muñecos de cuerda se convierten en una orquesta, las patas de mesa en una torre de castillo, las verduras son personajes de un reino (aunque nuestras tías nos regañaran por jugar con la comida), los cucharones hacen un guiño a la Quimera del Oro en la escena de la danza de los panes, Godzilla enflaca de innanición, y un dragón “que iba pasando por ahí” ayuda a crear un armagedón. Todo objeto es juguete mientras exista una narrativa, una historia.
Raúl Ángeles comparte con Artes y Destinos que “todo surgió un día que estábamos dando funciones Todos somos Leonardo, en una comunidad lejana. En el salón que nos dieron era la biblioteca y ahí esperaba paciente uno de cuentos de Michael Ende a que alguien lo leyera La Sopera y El Cazo (1990). Un cuento que rápidamente me enganchó y que durante la función fui terminando de leer, en ese momento tomé la decisión de llevarlo a escena. Lo releí muchas veces e inicié un trabajo de adaptación a dramaturgia, evidentemente hice algunas modificaciones para contar la historia con títeres, pero esta vez quería algo distinto, por eso la idea de que los personajes fueran verduras, nosotros fabricamos los títeres en nuestro taller y nos encantan las posibilidades que puede tener un chile jalapeño con ojos o una papa o un pimiento, y qué decir de una calabaza. Siempre me he considerado fanático de los cuentos de Michael Ende”.
Ángeles comparte que “el montaje fue de los más divertido pues bastó con pensar en la imaginación ilimitada que tienen los niños y como una caja de juguetes se puede convertir en un reino maravilloso contando grandes historias. Recuerdo las tardes jugando Lian, el hijo de mi mejor amigo, y observar atónito como podía sublimar cualquier objeto para contar historias y vivir varias aventuras. De eso va este montaje, abrir una caja de juguetes y dejarnos llevar y “aprender que a veces las verduras se pelean por cosas que ni siquiera saben si son verdad”.
El dramaturgo utiliza la metáfora de la comida para (jugar a) llevarnos de la mano a los tres momentos de la comida-narrativa. La entrada-sopa-presentación de personajes; luego el segundo tiempo-historia-nudo para después el plato fuerte-desenlace-. En donde una determinante moraleja de cooperación entre las personas, una historia romántica y una critica directa a la falta de cooperación internacional en términos de ayuda social.
La música de este montaje está inspirada en el folklor Ruso, el asistente de producción y dirección es Juan Rubio y Jorge Smythe el asesor de montaje.
“Siempre se requiere algo de fantasía e imaginación para todas las actividades en la vida. Imaginar nos ayuda a crecer, a tener un futuro” concluye Ángeles.
El Palacio de los Títeres a través de la Gaviota Teatro tendrá como proyectos próximos la puesta en escena de Pow Pow, las peripecias de un conejo que pierde su cola. Recientemente han sido los ganadores del Circuito de Títeres y Objetos en el que montarán La Amenaza Roja, que es una historia de lucha libre y para ello se realizará una función especial en la Arena Querétaro.
Para asistir a la temporada de La Olla y el Cucharón y las demás piezas puede usted seguir el link https://elpalaciodelostiteres.hazticket.mx o pedir informes en 442 332 9455
El Centro Cultural La Gaviota Teatro, se encuenta en calle Regules, Centro, Santiago de Querétaro, Qro.
