Procesos de investigación desde el cuerpx. La expropiación de lo femenino.

Por Fausto Gracia.

En esta ocasión me tomaré la licencia de escribir y contarles sobre un proceso creativo y de investigación (entre otras cosas que se van enlazando) que estoy realizando desde hace algunos años, y que considero puede llegar a ser interesante para ciertas personas, sobre todo pensando la forma en la que se relaciona la investigación, ya sea en términos formales (académicos) o desde metodologías libertarias con la producción artística. En mi caso transversalizado por mi propia experiencia como una persona abiertamente no heterosexual, en un proceso de transición hacia algo que no quiero denominar en este momento, pero que podría ser llamado por la cercania de Marika, Jotx, No binarie, Putx, Queer, etc.,  y que en el devenir de los últimos años he encontrado formas distintas de transitarlo desde el cuerpx. Aunado a esto y acompañado actualmente de un proceso académico de investigación desde la filosofía y el arte es que he podido desarrollar conceptualmente algunas de las categorías que componen esta investigación. Un punto que es importante para mi resaltar, es precisamente reconocer al artista como un investigador perse. Si bien en el imaginario social la práctica artística se relaciona a la producción objetual, la presentación o representación, la materialidad, entre otras formas, estas actividades implican la inmersión y compromiso (en teoría e idealmente) con los temas que son urgentes para cada uno de los artistas, más allá de la genialidad tan decimonónica que se les ha cargado, la creación implica necesariamente una investigación. Como acotación uno de los cambios sustanciales que se originaron en el arte con la modernidad fue precisamente focalizar la atención de la producción en el “proceso” más que en la obra misma. Es por ello que para muchos artistas, sin afán de generalizar, no existe una separación entre el arte y la vida, es decir, se vive la vida desde el arte o el arte se vive desde la vida o cualquiera de sus interpretaciones. Aunque este no es un tema para nada sencillo, porque en los últimos años se ha generado un dilema ético y cultural sobre la separación de la vida y la obra, tomando en cuenta ejemplos de numerosos artistas que han utilizado su estatus para estar por encima de la ley. Movimientos como #MeToo puso sobre la mesa esta discusión y visibilizó situaciones terribles de violencia hacia mujeres particularmente. Un tema que sin duda requiere mucho cuidado y atención y que se ha llevado a distintos foros de debate.

Avanzando con el tema y para ir dando forma a esta historia, quisiera también puntualizar el reconocimiento de la experiencia propia, como una forma de validar nuestras realidades y/o la búsqueda de resignificarlas, y esto no implica invisibilizar nuestros privilegios, con esto me refiero a que en ocasiones sentimos que no podemos expresar o hablar sobre ciertos temas que nos atraviesan porque consideramos que nuestras experiencias no son lo suficientemente válidas o importantes, entramos en una dinámica incluso de capitalización del propio dolor y del sufrimiento como una especie de carrera de relevos. La filósofa brasileña Djamila Ribeiro lo menciona en su libro O que é o lugar de fala? (¿Cuál es el lugar para hablar?) centrándose en la importancia de repensar el mundo académico y el quehacer científico a partir del entendimiento de que el lugar desde donde se habla envuelve una comprensión de elementos estructurales y no esencialistas sobre categorías sociales como género, raza y clase. Vivimos en contextos en donde los discursos hegemónicos se han instalado en nuestros inconscientes y entramos en una vorágine de validación ante el mundo. Y esto mismo no exenta y puede suceder también con movimientos que buscan reivindicaciones sociales pero que en algún punto se vuelven moralizantes, porque no sé es suficientemente “algo”, se crean barómetros para medir la valía de ciertas subjetividades desde el discurso hasta el espacio ya sea público o privado – presencial o virtual.

Tomando en cuenta lo anterior, es preciso mencionar la importancia de escribir nuestras propias historias, tomando en cuenta la responsabilidad que ello implica, incluso como proceso de sanación para quienes así sea necesario, mismo que nadie lo lea o que alguien se sienta identificado. Creo que las redes sociales han jugado un papel importante en este proceso, aunque se presenta como un arma de muchos filos, ya lo menciona Byung-chul Han (2015) en su libro Psicopolítica con el concepto de panóptico digital, por lo cual ser críticos y conscientes sobre los alcances es fundamental, pensando también en las posibilidades que como herramienta de comunicación nos ofrece, es decir, hay muchas formas de hacer resistencia, muchos espacios y trincheras desde donde se construyen otras formas de existir e invalidarlas es buscar verdades universales, las cuales hoy más que nunca sabemos que no existen.

Ya con algunos puntos claros me gustaría entonces mencionar varios detalles sobre este proyecto que en breve tendrá presentaciones ya a manera de obra, pero que ha sido parte también de mis experincias y vivencias desde que tengo memoria, y que se materializará a partir de una serie de acciones (performance) que llevan por título Afeminadx: La expropiación de la experiencia y que reflexionan en torno a la noción de feminidad y masculinidad como ejes de nuestras relaciones intersubjetivas y de la construcción de nuestros cuerpos y subjetividades a partir de discursos hegemónicos que nos categorizan dicotómicamente en una relación sexo-género. Esta serie de acciones también plantean la utilización del arte de acción como un lenguaje capaz de construir o deconstruir a través de imágenes en movimiento estos discursos de realidad. Pensar la práctica artística como un medio que transita del interior al exterior o de manera aleatoria, que posibilita también la sublimación de aquello que compone nuestra psique, organizando o caotizando nuestras estructuras de pensamiento, encontrando un espacio personal e íntimo, colectivo y social que nos devuelva la voluntad y el deseo de crear para inspirarnos a nosotros mismos e inspirar a otrxs.

En este contexto encarnar lo femenino en un cuerpo diagnosticado como biohombre, lo convierte en un “otro” patologizado, estigmatizado y por ende envuelto en una relación de poder que busca expropiar a través de dispositivos de control en múltiples niveles y de manera constante esa feminidad, ese amaneramiento, ese caminar torcido, esa voz que no es ni lo uno ni lo otro, esa rareza, esa mariconerÍa, esa joterÍa, esa bollería, como una manera de normalizar y homogeneizar. Y utilizo la palabra “Expropiación” con todo el valor social y político que tiene, ya que este tipo de violencias ejercidas sobre lxs cuerpxs no naturalizados tiene un interés de “Estado” que se vuelca en políticas públicas fallidas ante el NO reconocimiento de los derechos humanos y civiles que constitucionalmente nos corresponden.

Significado de Expropiar.- Expropiación es la acción y efecto de expropiar. Este verbo hace referencia a la conducta desarrollada por la administración pública para privar a una persona de la titularidad de un bien (como una casa, una empresa o una fábrica) o de un derecho, a cambio de una indemnización.

Ante esta definición, salta la pregunta, ¿ha habido una indemnización por parte del Estado por todas las atrocidades cometidas sobre mujeres y disidentes sexuales en nuestro país, ante la expropiación de nuestros derechos?. Y no puedo dejar de mencionar el asesinato de José Eduardo Ravelo en la ciudad de Merida el pasado 21 de julio de 2021, un chico de 23 años que fue presuntamente golpeado y violado por policias y que origino su muerte dias despues, fue detenido por parecer sospechoso cuestionando su sexualidad. El Servicio Médico Forense determinó que el joven falleció víctima del síndrome de destrucción orgánica múltiple y politraumatismo. Por las declaraciones de su madre y todo lo sucedido claramente tiene un trasfondo homofóbico. Es realmente triste y al mismo tiempo genera una rabia inmensa que dan ganas de quemar todo. ¿Hasta cuando la simulación de los supuestos derechos constitucionales que tenemos se harán válidos?.

Pero también estos cuerpxs otrxs – afeminadxs  – han construido formas distintas de sobrevivencia, resistiendo, quebrándose, siendo resilientes, y buscando la manera de sanar, en ocasiones acompañados, en lo colectivo, en otras en procesos más íntimos, pero sin duda en la urgencia de ser sujetxs plenos de derechos, de dejar de ser patologizados y estigmatizados, perseguidos y asesinados.

Estas otras formas de construirnos nos dan un respiro ante las implicaciones que conlleva encarnar un cuerpx disidente en nuestros contextos. Parte de mi investigación con el proyecto Afeminadx deviene de experiencias personales de abyección ante lo femenino, nos quitan lo afeminado como si fuera una enfermedad transmisible. Aprendemos y lo digo en primera persona, desde niñxs y sobre todo cuando somos muy jóvenes, porque no tenemos la fuerza para enfrentarlo, a dejar de ser afeminados, a hablar con voz más ronca, a no hacer tantos ademanes, a sentarse sin cruzar las piernas, aprendemos porque tenemos miedo y porque de otra forma se vuelve un infierno, ahí nuestra carga religiosa judeo cristiana es clara. Es terrible que nuestras infancias y adolescencias se vean marcadas por estas violencias. Y es fundamental comenzar a deconstruir y desmontar todos esos imaginarios sobre el deber ser, como otrora lo plantearon los Futuristas en las vanguardias del siglo XX es necesario destruir y quemar esto que nos hace tanto daño.

Pero esto no termina ahí… sobrevivimos, nos reconstruimos, nos llenamos de fuerza y valor, abrazamos ser maricones, travas, afeminados, nos reapropiamos del ser puto, joto, puñal, salimos a las calles y gritamos por nuestros derechos, nos sentimos presentes y ponemos el cuerpo, la cuerpa, construimos desde otros espacios y el arte en tanto practica puede ser un territorio importante de resignificación, reinvindicamos nuestro derecho a ser lo que las fuckin’ ganas nos de ser. En palabras de la escritora, pedagoga, activista argentina Susy Shock (1968) Reivindicamos nuestro derecho a ser monstruos y como se ha hecho costumbre aquí les comparto este maravilloso poema de Susy Shock. Disfrutenlo.

Yo, monstruo mío

Yo, pobre mortal,

equidistante de todo

yo, DNI 20.598.061,

yo, primer hijo de la madre que después fui,

yo, vieja alumna

de esta escuela de los suplicios,

amazona de mi deseo,

yo, perra en celo de mi sueño rojo.

Yo, reinvindico mi derecho a ser un monstruo,

ni varón ni mujer,

ni XXY ni H2O.

Yo, monstruo de mi deseo,

carne de cada una de mis pinceladas,

lienzo azul de mi cuerpo,

pintora de mi andar,

no quiero más títulos que cargar,

no quiero más cargos ni casilleros adonde encajar,

ni el nombre justo que me reserve ninguna ciencia.

Yo, mariposa ajena a la modernidad,

a la posmodernidad,

 a la normalidad,

 oblicua,

bizca,

silvestre,

artesanal,

poeta de la barbarie.

Con el humus de mi cantar,

con el arco iris de mi cantar,

con mi aleteo

reivindico mi derecho a ser un monstruo

y que otros sean lo Normal.

El Vaticano Normal.

El Credo en dios y la virgísima Normal.

Los pastores y los rebaños de lo Normal.

El Honorable Congreso de las leyes de lo Normal.

El viejo Larrouse de lo Normal.

Yo sólo llevo las prendas de mis cerillas,

el rostro de mi mirar,

el tacto de lo escuchado y el gesto avispa del besar.

Y tendré una teta obscena de la luna más perra en mi cintura

y el pene erecto de las guarritas alondras.

Y 7 lunares,

77 lunares,

qué digo,

777 lunares de mi endiablada señal de crear.

Mi bella monstruosidad,

mi ejercicio de inventora,

de ramera de las torcazas.

Mi ser yo entre tanto parecido,

entre tanto domesticado,

entre tanto metido de los pelos en algo.

Otro nuevo título que cargar:

¿Baño de damas? ¿O de caballeros?

O nuevos rincones para inventar.

Yo, trans…pirada,

mojada, nauseabunda,

germen de la aurora encantada,

la que no pide más permiso

y está rabiosa de luces mayas,

luces épicas,

luces parias,

Menstruales, Marlenes, Sacayanas, bizarras.

Sin biblias,

sin tablas,

sin geografías,

sin nada.

Sólo mi derecho vital a ser un monstruo

o como me llame

o como me salga,

como me puedan el deseo y las fuckin’ ganas.

Mi derecho a explorarme,

a reinventarme,

a hacer de mi mutar mi noble ejercicio.

A veranearme, otoñarme, invernarme:

las hormonas,

las ideas,

las cachas,

y toda el alma.

Ámen.

About Fausto Gracia

Fausto Gracia, nacidx en la ciudad de Querétaro, México. Artistx Visual y Performxr. Ha presentado su trabajo en festivales, museos y espacios públicos de México, América Latina y Europa. Ha realizado residencias artísticas en Chile, Argentina, Brasil, España, Irlanda, Alemania y Francia. Ha recibido varios premios para producción y residencias artísticas. Su trabajo se ha desarrollado también en áreas como la gestión cultural, la docencia, la curaduría y la investigación.