Poesía Subterránea: Acciones de Resistencia.

Foto: La Jornada Semanal. 

 

Por Fausto Gracia.

Inicialmente me gustaría mencionar la importancia de generar espacios críticos de encuentro, para leernos, para escucharnos, para acompañarnos y considero que uno de ellos es precisamente la escritura como un lugar en el que infinitas posibilidades nos aguardan. Parafraseando a la investigadora Julieta Piastro Behar (2021), retomar la fuerza de la palabra como una forma transformadora de nuestra realidad y las palabras como generadoras de vida, sería una búsqueda constante actualmente. Hace un par de días tuve un reencuentro con la poesía del artista sonorense Abigael Bohórquez (1936-1995), específicamente con su libro Navegación en Yoremito (1993), un poeta que nos confronta, nos transgrede, nos embriaga, nos hace sentir desde las entrañas.

El encuentro con este escritor me recuerda la poética humana vista desde otros tamices, desde esos que preferimos no ver, aquellos que nos interpelan y nos hacen bajar la mirada; su poesía hiere y  lo hace precisamente desde la experiencia viva. Bohórquez nos habla abiertamente sobre su homosexualidad, de manera subversiva y subterránea. Me es imposible dejar de pensar en conceptos como resistencia y resiliencia ante estos referentes, y sin duda se relaciona también con todas las actividades realizadas durante el mes de junio como parte de las conmemoraciones de la comunidad de Lenchas+Marikas+Travas+Cuir+Jotos+Trans y +  en muchas partes del mundo.

No estoy seguro si es mi percepción pero durante este mes (junio 2021), en comparación con otros años, quizá sea parte de las secuelas post-pandemia, o es que estamos volcados a todos los medios de comunicación streaming, pero pude ver en casi todos los espacios institucionales, gubernamentales, independientes, contraculturales, actividades al respecto, es decir, los temas sobre las diversidades y disidencias sexuales son parte de la coyuntura social, política y económica. Sería ingenuo pensar que no hay una asimilación y capitalización sobre estos movimientos, o sea, son susceptibles ante una maquinaria voraz de la industria cultural. De acuerdo al planteamiento de Wendy Brown (2016) en su libro El pueblo sin atributos, el neoliberalismo ha conseguido incorporarse en todas las áreas de la vida, sería interesante cuestionarnos, ¿qué subjetividades están fuera de este dispositivo? ¿existe un afuera y un adentro de estas dinámicas?

Sin intención de parecer pesimista, considero importante tener una mirada amplia sobre nuestros alcances como artistas, como ciudadanos, como subjetividades en disputa, comprendiendo que estamos dentro y fuera de la industria cultural, en ocasiones más y en otras menos, en ocasiones críticos y en otras asimilados de una u otra forma, es parte considero de los procesos mismos de la resistencia (quiebre-resignificación). Me parece pertinente lo anterior y NO lo menciono en un sentido despolitizado, al contrario, lo pienso como menos panfletario y menos capital social, siendo conscientes de nuestras posibilidades y posturas, con dignidad y honestidad.

A este respecto es importante entonces visibilizar y mencionar el trabajo que se realiza actualmente en la ciudad de Querétaro, México por una generación joven de activistas, artistas, colectivas, asociaciones, que de manera independiente y muy activa encarnan el discurso de las disidencias sexuales desde la experiencia propia, con recursos distintos, con una mirada que suma a la desnaturalización y  rechaza la categorización de nuestros cuerpxs y nuestras subjetividades desde un discurso hegemónico, planteando la posibilidad de inspirarnos y generar otras realidades posibles.

Y no es que no haya más por qué luchar al respecto de nuestros derechos y pleno reconocimiento como ciudadanos, creo que eso está claro, hoy más que nunca con la dictadura sanitaria (Canclini, 2020) a la que nos enfrentamos y como lo ha sido en los distintos momentos de las luchas de las disidencias sexuales, como lo es todos los días cuando subimos al transporte público, cuando caminamos por la calle, cuando nos enfrentamos a una familia que no entiende otras formas de vivir fuera de la norma sexo genérica heterosexual, cuando pagamos nuestros impuestos, cuando tomamos clases, cuando compramos en la tienda de nuestra colonia, en todos estos momentos que atraviesan nuestra vidas reafirmamos nuestra presencia, celebramos seguir vivos en un país feminicida, misógino y homo-lesbo-bi-transfóbico.

Cuando pienso en personas que desde muy jóvenes pueden tener referentes sobre otras formas de construir su cuerpx y subjetividad, me enchina la piel, me emociona, generaciones anteriores no tuvimos de manera tan abierta estas posibilidades, fuimos los primeros raros, amanerados, jotos, lenchas, trans, en nuestras familias, nos tocó enfrentar la furia heteropatriarcal, algunxs fueron castigadxs, medicalizadxs, patologizadxs, asesinadxs, golpeadxs, otrxs tuvimos que enfrentar otras realidades hasta encontrar la fuerza y la seguridad para no escondernos más, para ser afeminados, locas, obvias, para poner el cuerpxen el espacio público y privado reconociendo nuestro valor. Y no es que las formas de violentarnos hayan disminuido o sean menores, para las generaciones más jóvenes son de otras maneras, más sofisticadas, más domésticas y sotf (blandas). Como lo menciona Rossi Braidotti (2013)

 “…necesitamos proyectar nuevos esquemas sociales, éticos y discursivos de la formación del sujeto para afrontar los profundos cambios a los que nos enfrentamos (…) Si el poder es complejo, difuso y productivo, así debe ser nuestra resistencia a él”  (Braidotti, 2013).

Es por ello que escribir, registrar, accionar al respecto de nuestro sentir como disidentes sexuales construye parte de nuestra memoria histórica, de nuestras dinámicas y formas de experimentar, de vivir, de expresarnos y representarnos. Si bien el mes de las conmemoraciones de la comunidad LBGTQ+ ya terminó y la industria cultural nos llama al siguiente tema en la agenda, entendemos que estas resistencias son parte de nuestros tránsitos cotidianos, todos los días en todos los espacios que habitamos, comenzando con nuestro cuerpx como este primer territorio a desidentificar y deconstruir.

Solo para finalizar me gustaría compartirles un fragmento de uno de los poemas de Abigael Bohórquez. Disfrútenlo.

 

 De Navegación en Yoremito.

Y, ante mis ojos,

como un tañido de frescura,

triunfal y apasionado desconcierto,

emergió de sus piernas, trascendiendo

hacia todos mis dedos como galgos,

liebre espejante, mórbida espesura,

la suntuosa epidermis respirando,

temblando, endureciéndose

en la gallarda péndola

el orgulloso endurecido bronce

de su intocada parte de varón:

estallido, mordisco, ávida lengua, indómito pistilo,

pródigo arquero,

dulzorosa penetración,

novilúnido semen plenamar de su espasmo,

de su primer licor abeja de oro,

se me quedó en el pecho, pecho a tierra,

un gemido de manso entre los álamos.

Luego estuvimos mucho tiempo mudos,

vencedores vencidos,

acribillados, cómplices sobre las pajas ásperas:

él junto a mí sonando todavía

y yo, mi cara sobre sus genitales de salvaje pureza.

 

About Fausto Gracia

Fausto Gracia, nacidx en la ciudad de Querétaro, México. Artistx Visual y Performxr. Ha presentado su trabajo en festivales, museos y espacios públicos de México, América Latina y Europa. Ha realizado residencias artísticas en Chile, Argentina, Brasil, España, Irlanda, Alemania y Francia. Ha recibido varios premios para producción y residencias artísticas. Su trabajo se ha desarrollado también en áreas como la gestión cultural, la docencia, la curaduría y la investigación.