Periodismo ilustrado. A donde no va la cámara llega la tinta y el papel

Por Demian Chávez.

¿En dónde está el periodismo ilustrado? A diferencia de la caricatura, como parte de los géneros periodísticos, este se ha ido diluyendo de la memoria y de la publicación cotidiana en los medios informativos. Mientras el interés de los artistas se incrementa por otras vertientes del arte, el retrato de la vida cotidiana o de acontecimientos noticiables no está en la agenda del arte.

La llegada de la técnica de la litografía a México cerca de 1826, desplazó al grabado, ya que con esta se podía reproducir mayor cantidad de ejemplares y de esta manera el periodismo ganaba un espacio dentro de la sociedad de la época como un medio más acequible y con mayor prontitud de aparición. Esther Acevedo en su recorrido sobre la caricatura en México (Historia de la caricatura en México. Edit Milenio 2011) apunta que la noticia visual fue cobrando mayor interés y se convirtió para mediados del siglo IXX en una exigencia del público compraba la prensa periódica.

“La imagen fue el testigo presencial de los hechos diarios, la memoria de los rostros de los héroes y heroínas. La construcción de una memoria popular se fue forjando de esta manera, en relación con la construcción de las historias, lo que permitió la transmisión de los valores morales, el cuestionamiento del poder y la puesta en discusión del lugar del individuo”, narra la autora.

Pero esta imagen era elaborada por artistas que salían a las calles con lápiz y papel a la mano. La fotografía se integrará al periodismo hasta finales del siglo XIX. Los artistas describían (dibujaban) escenas históricas o costumbristas para de alguna manera pedagógica, aportar al periodismo la imagen. En la guerra de 1847 el público había cambiado su manera de consumir a la prensa, buscaba no solamente los textos, era el nacimiento de un público necesitado de imágenes, en este caso, de ilustraciones.

Por su parte, la caricatura que se sustenta en los pilares de la ironía, la crítica y la irreverencia y es parte fundamental desde el siglo XIX de la vida política y social del México turbulento, encuentra un nicho que hasta el día de hoy, las publicaciones más modestas, tienen a su cartonista de cabecera. La prensa de la época rápidamente entendió que tanto la ilustración que refleja la vida cotidiana y la caricatura eran en definitiva escenciales para sus lectores. Surgirán como hongos en el bosque los periódicos críticos y mordaces y con la misma velocidad también desaparecerán. El periódico La Orquesta en 1862 publica como los suavos se atoran con los magueyes en la famosa batalla del 5 de mayo en Puebla. Este hecho, si bien caricaturizado, narra de una manera ilustrada un momento histórico. Tal y como los que narra José Guadalupe Posada en mayo de 1892 ilustrando las manifestaciones antirreeleccionistas sofocadas por las autoridades a través del uso de la policía montada de la época. Posadas no solamente define la gráfica y añade una tradición del día de muertos, propone retratar la vida cotidiana ya entrado el siglo XX.

Si bien, el reportaje ilustrado podría confundirse con la caricatura, las tiras cómicas; la editorial ilustrada o la ilustración, este tiene su propia factura. Algunas publicaciones  como México al día, Hoy, Excelsior, Jueves de Excelsior, Revistas de Revistas, Siempre!, La Prensa, El Universal Ilustrado, Novedades, son sólo algunas de las múltiples opciones que tenía el público en el siglo XX para encontrar no solamente caricatura sino también reportajes ilustrados. Revistas como Time o Life, también hacen lo mismo.

Ante la crisis de los medios, debido a varias aristas como la reducción del tamaño del papel, la masificación de las páginas de publicidades, la llegada del internet y las redes sociales o el simple desinterés el reportaje ilustrado y el privilegio de la imagen fotográfica ha hecho que los autores se muden a otros formatos; como la revista o la novela gráfica. Nicho que los autores han decidido explorar para no dejar morir este género del periodismo.

El periodismo ilustrado o el reportaje ilustrado tiene antecedentes tan antiguos como en las narrativas de los rollos pintados de la dinastía Song de Japón. Asi lo mencionan Gary Embury y Mario Minichello en el libro Reportaje Ilustrado ( G.Gili 2018). Ellos nos recuerdan la importancia de revistas periódicas como del siglo XIX como el Illustrated London News en donde los dibujantes utilizaban las técnicas como las litografía, el dibujo al carbón, los trazos en el clásico grafito. Aunque Francisco Goya ya había hecho de reportero ilustrado en sus diferentes etapas y sin saberlo, su acercamiento con escenas costumbristas o su serie de Desastres de la Guerra o La captura del bandido “Maragato” por fray Pedro de Zaldivia, hoy podríamos considerarlo de cronista visual de la época. La ilustración ha sido una gran herramienta para la documentación, y así lo constata las acuarelas de la botánica, la arqueología, que antes de la cámara fotográfica se utilizaban como herramienta de uso cotidiano para los científicos.

En el Siglo XX los artistas se involucraron en documentar las guerras en calidad de reporteros con la categoría de artistas especiales en la que sólo llevaban un cuaderno lápices “y la capacidad de salir por piernas ante el peligro” indican Embury y Minichiello.

La cobertura noticiosa ilustrada también llevó a los artistas al siglo XX en el frente de guerra de la Primera Guerra Mundial, como George Grosz y Otto Dix muestran un fantástico trabajo desde las trincheras. Victor Lundy, un soldado americano, lo expresa en su cuaderno personal. Actualmente publicado como Carnet de Soldat (Elytis 2021)

Las crisis de los medios de comunicación como la económica, de tamaño en los periódicos, de cantidad de hojas y la incursión de una cascada de espacios publicitarios, fue determinante para qué la fotografía y la ilustración fueron perdiendo terreno en los medios impresos.

Al cerrarse las oportunidades en los medios regulares de comunicación las casas editoriales encontraron en estos artistas una mina de oro al darle una seriedad diferente al trabajo de documentación. De esta manera encontramos piezas artísticas y editoriales de una gran factura como lo es el trabajo de Frans Mesereel con su obra La Ciudad, Publicada en 1925 y es uno de los trabajos más influyentes en la narrativa ilustrada del siglo XX y manufacturada a través de xilografías. Ya en las cercanías de nuestra época está el trabajo de George Butler en Siria, quien tuvo que ganarse la confianza de los habitantes de Kilis en la frontera con Turquía, para que le permitieran dibujar y no lo tomaran como un espía. Oliver Kugler artista alemán realizó un fantástico proyecto titulado Escapar de las guerras y de las olas en donde retrata, o mejor dicho dibuja refugiados sirios durante su desplazamiento. Este proyecto se llevó acabo con el auspicio de Médicos Sin Fronteras y culminó en una fantástica edición de libro; en la que se cuentan las historias particulares de los desplazados por la guerra civil, en algunos casos tuvo que apoyarse de fotografías y en otros solamente de su memoria debido a que por las restricciones de seguridad o religiosas no se le permitió hacer registro fotográfico.

La ilustradora Saran Glidden reúne es testigo de sus dos amigos reporteros en una travesía por Turquía, Siria e Irak documentando la guerra y los temas de los refugiados. En su libro Oscuridades programadas, Glidden narra como éste grupo de periodistas vive en su día a día.

Los juicios son lugares a los que nos puede accesar una cámara de video, una cámara fotográfica, por respeto y la presunción de inocencia; es donde los dibujantes oficiales y de medios de comunicación tienen acceso.

En la actualidad, y con esta intención de documentar a través de la ilustración nace el movimiento Urban Sketchers, creado originalmente como un blog en Flickr por el periodista y reportero ilustrado Gabriel Campanario y que publica regularmente su trabajo en el periódico Seattle Times.

El ilustrador mexicano Mored recuerda que cerca de los años 2000 todavía pudo realizar estos reportajes ilustrados y menciona que Augusto Mora, ha publicado su trabajo con una calidad suprema. Y nos invita a leer Mouse, de Art Spigelman, única novela gráfica ganadora del premio Pulitzer que a manera de crónica periodística, narra la vida cotidiana de una familia durante la Segunda Guerra Mundial

Los dispositivos móviles si bien han eficientado a la capacidad de comunicación, también nos han restado la capacidad quirográfica de crear una imagen de puño y letra.

Las escuelas de arte nos enfrentan a dibujar el modelo in sitú, para entender la mecánica del cuerpo humano, la geometría, pero comprendemos poco de la importancia del documental a través de el dibujo la vida cotidiana. Por su parte las academias del periodismo han abandonado esta posibilidad de mostrar la importancia de la ilustración. Ahí está un área de oportunidad para las nuevas generaciones de conocer su presente para el futuro con monitos.

About Demian Chavez

Demian Chávez. (Piscis. 1975) Catedrático, Fotoperiodista y (ex)Tablajero. Estudió Artes Visuales y Docencia del Arte. Ha sido corresponsal fotógrafo para agencias nacionales e internacionales. Profesor de la Facultad de Artes de la UAQ; y conferencista en diversos foros en el país y el extranjero. Su obra artística y documental se ha exhibido en Cuba, España, Chile, República Dominicana y Francia. También Sketcher en ciernes. Hasta hoy es director, editor, aguador y becario de Artes y Destinos. No entiende de fútbol pero si sabe cambiar un foco y una llanta de auto. Vea su trabajo en www.demianchavez.com