Noche que nadie duerme.

Noche que nadie duerme.  

Por Fernando Camacho. 

Huamantla,Tlaxcala. 15 de agosto de 2021.- La pandemia suspende de nuevo los festejos a la Virgen de la Caridad y la noche que nadie duerme 

El esplendor de la Noche que nadie duerme con su arte efímero de nuevo es presa por las consecuencias de la pandemia ante el aumento de contagios del virus respiratorio. 

La falta de condiciones para la celebración a la Virgen de la Caridad, patrona de Huamantla,Tlaxcala han hecho que autoridades eclesiásticas y del gobierno municipal decidan suspender por segunda ocasión esta celebración con la procesión por las calles, misas y eventos taurinos esto para evitar grandes concentraciones de personas y un aumento en contagios del virus respiratorio del SARS CoV-2. 

Para este mes de agosto, sobre todo el día 14 el pueblo mágico de Huamantla realiza una de las tradiciones más emblemáticas del país y el mundo con la elaboración de alfombras de flores y aserrín de colores, un arte que ha decorado los pisos de Vaticano y por supuesto estas fechas, sobre todo la noche de la procesión en la “noche que nadie duerme” donde la “chaparrita” o Virgen de la Caridad en su adveración de la Asunción recorre las calles y barrios de este municipio. 

Pero, ¿Qué son las alfombras de Huamantla, este festejo a la Virgen y el arte efímero del que se habla? En la noche del 14 al 15 de agosto la Virgen de la Caridad es bajada de su altar en su basílica y dispuesta en procesión por calles de la ciudad, tapizadas con hermosos tapetes de aserrín y flores. 

Al ritmo de la música de viento y con fuegos pirotécnicos, los habitantes del Pueblo Mágico de Huamantla se reúnen a la medianoche en la llamada “Noche que nadie duerme” donde las personas se mantienen en vela para recorrer las calles decoradas con tapetes de aserrín, mismos que se van desdibujando al pasar la procesión que lleva la imagen de la Virgen como protagonista. Cronistas cuentan que en la época prehispánica el pueblo otomí elaboraba pequeños senderos marcados por magueyes. En sus puntas o púas colocaban unas flores llamadas “maravillas”. 

Además, se hacían tapetes con plumas de aves preciosas, como los quetzales, y arena de diferentes colores. “Deidades como la diosa Xochiquetzal eran llevadas en procesiones por estos senderos, pero eso se vio transformado a la llegada de los españoles” Para elaborar un tapete, dice, primero se hace el boceto; 

posteriormente, se hace un molde en un cartón de 4.20 metros de largo por dos metros de ancho, donde se dibuja el diseño; después, se cala el molde; finalmente se coloca en el suelo para espolvorearle el aserrín colado. Para pintar este polvo que se desprende de la madera, el artesano utiliza pinturas de anilina. También emplea arena blanca teñida con diferentes colores. 

El proceso para los tapetes de aserrín puede tardar de 15 a 20 días, desde la elaboración de los moldes. Conforme al diseño depende de los artesanos de la zona, pero el centro del tapete, casi siempre incluye una imagen religiosa y, alrededor, grecas, animales o flores, como alcatraces, margaritas o crisantemos. 

Los tapetes actuales son un reflejo de la mezcla de dos culturas: la fe prehispánica y la católica. Según los cronistas, los españoles llegaron a Huamantla con imágenes religiosas, como la de San Francisco y la Virgen de la Asunción. Los habitantes comenzaron a rendirle tributo a ambos. Ahora ya es toda una tradición donde en 7 kilómetros se decoran con tapetes de aserrín, en las calles de Huamantla cada año.

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