Lele y Dönxu y los Hombres de Humo.

Por Ofelia Muñoz Catalán.

El tren de vapor es quien lleva a Lele y Donxü por un viaje en el cual  encuentran a diversos personajes con quienes conviven en su paso por distintos parajes. Toda esta travesía deja al descubierto sus voces de una infancia que parecería  estar subyugada por su imagen y por la figura que ahora ellas representan desde el año 2018.   Una muñeca que entreteje una visión maniqueísta que interesa solo algunos grupos  en la supremacía  para hacer diversas representaciones, una gira mundial que le ha otorgado fama, sin embargo, este par de niñas en el trayecto a través de sus diálogos -con seres  imaginarios- exponen de  una forma lúdica la problemática «real, constante y disonante» que viven en sus comunidades originarias. La pobreza y la migración son solo el  principio;  esto permea en su derecho a  la educación,  paralelamente en sus derechos culturales  y valores identitarios que son utilizados para recrearlos en la mercantilización y diversas formas de apropiación cultural por otros sujetos sociales. Ahora ellas son el punto nodal de un patrimonio, el cual no ha sido garante para eximir el regateo de las creaciones artesanales,  pero sí ha sido una plataforma para la diversificación de su imagen en distintos objetos que en su exhibición y  encierro en una vitrina defienden un valor moneda el cual no les pertenece.

La puesta en escena es una invitación a conocer, promover y  dignificar  la enorme  riqueza cultural que posee  el pueblo Ñohño que habita en San Ildefonso Tultepec y Santiago Mexquititlán,  sí  son estos  colectivos de creadoras, productoras y dignas difusoras de sus valores simbólicos e identitarios.  Bordados que no solo nacen de hilos sino de su sabia cosmovisión, de las canas y estrecha relación con “La Gran Madre” un patrimonio que se preserva y defiende a pesar de la sombra de los gigantes…