Daniel Valencia, Pintor simbolista y reflexivo.

Daniel Valencia (Querétaro, MX 1998).

Inicié en la pintura ya tarde, o bueno de manera seria hacia los 18 años y aunque desde que tengo memoria me pasaba las horas dibujando o apreciando, no fue hasta mi encuentro con Arthur Schopenhauer y poetas malditos como Baudelaire, Rimbaud y Poe  que decidí buscar expresarme a través de la pintura. Seguí las formas de expresión del  Simbolismo aunque mi paso por esa escuela artística fue breve dejo en mí un huella que buscaba desde la iconografía una expresión más profunda a la realidad. Quise hace dos años dejar de lado todo, eran tiempos difíciles, fue en esos días que recordé de Nietzsche unos aforismos en referencia Dostoievski, después de releer varias de sus obras (Los Endemoniados, Crimen y Castigo, Los Hermanos Karamazov y muchos cuentos) encontré algo de lo que me faltaba, me sentí bien, sentí que a pesar de las dificultades se podría seguir el camino artístico hasta el final, surgió de nuevo la pasión por las ideas y artes, una nueva forma de abarcar los dramas humanos eso me enseño Dostoievski y a ver en el sufrimiento un momento de reflexión.

De familia de artistas que padecieron la historia, que estaban del lado equivocado del progreso, a pesar de ello estoicamente soportaron y buscaron la virtud en entornos decadentes y violentos como fue Lomas de Casa Blanca de los años 80 y en ranchillos de Guanajuato víctimas de las guerras cristeras y violencia sistemática del Estado. Si bien no puedo decir que seguí una forma tradicional de aprender artes; no quiere decir que le dedique tiempo y mucho esfuerzo a aprender esta actividad humana tan antigua como la idea de Dios. Está manera de aprender me llevo a analizar por horas pinturas de humanos ilustres en las artes, a aprender de contemporáneos que dan clases a traves de internet como el Doctor Francisco Soriano, Cesar Córdoba, Gerard Millet.

Estos años de aprendizaje me llevaron a exponer el año pasado para la Universidad de Puebla, en la primera expo virtual de la misma.

De la serie Despersonalización.

La sociedad contemporánea que promueve la hiperactividad acompañado de una positividad toxica que rehúye ante cualquier sentimiento negativo y malestar que se presente, prefiriendo adormecer los sentidos a través de medicamentos y estupefacientes.

La poca movilidad social favorece la desigualdad, la explotación, la injusticia, frustración, desinterés social junto con el crimen hace muy poco probable atender las atender las enfermedades mentales. Ante la falta de una solución que realmente ayude nos sumimos en la negación e ignoramos malestares incluso físicos en pro del progreso individual, profesional, etc. Nos valemos de la positividad toxica para resistir, al ignorar el sufrimiento nos perdemos momentos de reflexión que son necesarios para el desarrollo personal. En cambio en momentos de bonanza social y/o personal buscamos el placer inmediato (embriaguez, amistades huecas, adicción a la industria del entretenimiento), aun así en estos tiempos de ocio no se deja de sentir culpa por no ser de esos que están adquiriendo una nueva habilidad, o algo que les produzca capital, o ser mejores versiones de si mismxs, está hiperactividad en individualismo hacer fértil el terreno para que surjan males psicológicos como la depresión, la ansiedad, el estrés, el narcisismo e incluso la soledad.

Las pinturas son una mirada al interior de la percepción del individuo depresivo, es de algún modo un autorretrato de los últimos años. La serie Despersonalización hace más tangible los malestares que individuo pasa durante la depresión grave.

Despersonalización, uno de los síntomas de una depresión grave. Se caracteriza por una distorsión y fragmentación de la realidad que arrebata de sentirnos reales, surgen sentimientos de indiferencia hacia la vida, la amnesia depresiva propicia la sensación de irrealidad, esto a su vez ayuda a que la depresión siga causando desastre en nuestra vida y hace más difícil la recuperación del paciente.